Siéntete libre de sentarte un ratito conmigo, haremos una primera entrevista para conocer en profundidad el motivo que te ha traído a la consulta. Si te has sentido a gusto, estableceremos objetivos conjuntamente, diseñaremos un plan de intervención personalizado y nos pondremos a trabajar.
Trabajaremos de la misma forma de la que se hace de manera presencial, la ventaja es que aporta comodidad en los casos en los que se tenga poca disponibilidad horaria, de desplazamiento o incluso para quienes residen en otra ciudad.
El objetivo de la intervención psicológica es estudiar y comprender el origen de tu malestar y dotarte de recursos para que puedas hacerle frente. Para ello, primero se hace una evaluación exhaustiva del motivo de consulta, después se acuerdan los objetivos terapéuticos y se establece un plan de tratamiento completamente personalizado.
Hay momentos en la vida de una persona en los que se da una situación desbordante, completamente novedosa o inquietante: una mudanza a una nueva ciudad, la noticia de una enfermedad de un familiar cercano, una disputa concreta con alguien importante, etc. Si tienes que tomar decisiones o no sabes cómo abordar estas situaciones puntuales, el asesoramiento psicológico puede ser una buena opción. Te ayudará a explorar de forma objetiva la situación, a potenciar los recursos que tienes para hacerle frente al conflicto y te aportará las herramientas que necesites en tu caso particular.
El proceso de duelo aparece, generalmente, tras haber experimentado una pérdida, entendida como la muerte un ser querido, una ruptura de pareja, desligarse de un trabajo de forma definitiva, un diagnóstico de salud, la pérdida de expectativas vitales…
Si sientes inseguridad, no tienes confianza en tus capacidades, pones en duda cuánto vales y te juzgas por ello, es posible que tengas problemas de autoestima.
Cada día de nuestra vida estamos en
contacto con alguna persona. Las habilidades sociales nos permiten conseguir
que esas relaciones en el día a día sean exitosas y generen bienestar. Si hay
algunas situaciones sociales que te hacen sentir incomodidad, podemos trabajar
en ello.
La terapia tiene varias fases, por lo general. La primera es de evaluación, en la que se hará una entrevista a la persona que solicita el servicio y, en algunas ocasiones, a otras personas cercanas si se considera necesario y teniendo el consentimiento de la primera. En esta fase también es habitual rellenar los cuestionarios pertinentes para recoger toda la información necesaria. A continuación, se elabora un perfil del caso y se establecen los objetivos de trabajo. Después empieza la fase de intervención, en la que se irán aprendiendo nuevas formas de afrontar las situaciones conflictivas, las emociones y los pensamientos. Es una fase de aprendizaje y entrenamiento, en la que se empiezan a ver pequeños cambios desde muy pronto. Conforme se avanza en esta fase, se comprueba la consecución de los objetivos iniciales. Cuando se alcanzan se hace una sesión de prevención de recaídas, en la que se prepara a la persona para planificar cómo utilizar lo aprendido en situaciones futuras, para fomentar el mantenimiento de los nuevos hábitos. Por último, se hacen sesiones de seguimiento cada vez más separadas para que la persona sea totalmente autónoma y que además pueda contar con el apoyo que necesite para resolver dudas y valorar el camino que ha realizado.
Normalmente cada sesión tiene una duración de una hora, aunque hay ciertas ocasiones puntuales en las que se recomienda variar la duración, en función del criterio del profesional.
A pesar de que esto dependerá mucho de la evaluación inicial, lo que se suele recomendar en la mayoría de los casos es acudir una vez por semana al principio para que lo que se trabaje tenga una mayor eficacia e ir espaciando las sesiones conforme la persona vaya aprendiendo a manejar los factores que influyen en el malestar que le llevó a iniciar le proceso.
Esa es la idea. El profesional con el que tratas debe procurar generar un ambiente cálido y de confianza, fuera de prejuicios y en el que te sientas totalmente a gusto. Si sientes que esto no es así con tu terapeuta, no te preocupes, es normal, ya que imposible conectar con todas las personas, simplemente quizás sea momento de comunicárselo y cambiar de terapeuta.
Está claro que el agente activo en hacer cambios eres tú, pero es cierto que hay veces que no se tiene muy claro cómo salir del bucle o la situación en la que te encuentras. Hay veces que creemos que no hay solución posible o que no se puede hacer más de lo que ya estamos haciendo, pero quizá es cuestión de perspectiva. Es posible que un profesional de la psicología pueda ayudarte a ver el problema desde otra perspectiva, desde la cual puedas encontrar otras opciones de acción que no habías considerado antes.
No, no y no. De hecho, siempre se recomienda que se acuda a consulta cuando empieces a notar que tienes una mala racha y no sabes cómo mejorar. En los casos que se pospone una y otra vez arrancar para acudir a consulta (a veces pasan años incluso), el proceso de recuperación suele ser más duradero y complicado, aunque para nada imposible.
La persona responsable de tu proceso terapéutico va a poner todos sus conocimientos y recursos a tu disposición para ayudarte a comprender y a manejar lo que te provoca malestar. Es cierto que para que la terapia tenga éxito, no solo hay que confiar en la profesionalidad del terapeuta, también es necesario que la persona que lo solicita, se esfuerce diariamente en ir poniendo en práctica lo que aprende en las sesiones, que tenga paciencia con el proceso y, sobre todo, que valore todo lo que está haciendo.
Para responder a esta pregunta, siempre contesto que este proceso no es como seguir una receta de un bizcocho, con el que sabes que tienes que meterlo al horno 20 minutos y está hecho. Es un camino que depende de muchos factores, por lo que para cada caso la duración será diferente y en función de cómo se vaya desarrollando el trabajo.
En general se establece un diálogo equilibrado, aunque hay ciertas sesiones en las que toma más tiempo una parte u otra. Por ejemplo, en la evaluación, es común que hable más el paciente y que el terapeuta se limite a hacer preguntas y algunos apuntes, mientras que en las sesiones de psicoeduación, es el terapeuta el que habla un poquito más porque está explicando conocimientos importantes sobre el caso en concreto. Aunque en esta segunda situación, el profesional suele enfocarlo desde una comunicación conjunta en la que la persona que tiene enfrente también interactúa y pregunta, para ir construyendo entre ambos este nuevo aprendizaje.
Dentro de la psicología hay diferentes corrientes, la más utilizada y ampliamente estudiada y contrastada científicamente es la cognitivo-conductual. Esta orientación parte del supuesto de que los pensamientos son la base de las emociones y como consecuencia de las conductas y, a su vez, las conductas confirman ese sistema de creencias. Entonces, se encarga de que la persona aprenda a detectar creencias desadaptativas y modificarlas, de la misma manera que con las conductas.
Es normal que después de un alta o incluso durante el proceso, haya momentos en los que se repita una forma de afrontamiento poco saludable que ya había quedado atrás. No hay problema, es algo normal ya que estas conductas suelen estar presente en la vida muchos años antes de empezar el proceso terapéutico. Tu terapeuta te ayudará a que detectes enseguida esta situación para que puedas poner en marcha los recursos aprendidos de manera autónoma. Aun así, siempre contarás con el apoyo del profesional para ayudarte a volver a encaminar la situación que, por lo general, suele ser bastante rápido.
Actualmente, paso consulta presencial en el Centro AISEM, situado en la calle Médico Pascual Pérez, 5, 4º en Alicante centro. También podemos vernos a través de la pantalla desde cualquier ubicación.
Si te interesa probar la experiencia de acudir a una consulta de psicoterapia, puedes reservar tu cita poniéndote en contacto conmigo por teléfono 644 946 883, por correo…. O a través de la app